La semana recién pasada, mientras me encontraba en una clase sobre ciudadanía y democracia, el profesor pregunto ¿cuántos de acá tomarían un pitito dejando a fuera a su competencia, que saben es mejor que ustedes para el puesto?

Mas del 80% de la sala levanto la mano, mientras yo miraba impactado. Cuando el joven profesor les pregunto porque lo harían, una compañera respondió “no importa que yo sea peor para el puesto, tengo que velar primero por mi”, “no puedo ser tan weon, tengo que tomar el puesto, estoy yo primero”


Justo antes de la pregunta estábamos comentando el supuesto “termino de las ideologías”. Luego de ver y escuchar las respuestas de mis compañeros, levante la mano con apuro y dije “Profesor, usted mismo lo puede ver, las ideologías no se han terminado, estamos frente a una silenciosa, pero devastadora”
Debo reconocer mi enojo en mi respuesta, no podía entender tanta insensatez articulada, tanto cariño por nuestra misma mediocridad y tan poco cariño con Chile. Luego de conversarlo con algunos de mis compañeros, reflexione lo siguiente:

"El individualismo es producto del liberalismo fundamentalista y mal entendido; producto de una cultura que promueve la competencia mercenaria y mediocre, no la competencia por la excelencia; producto de la cultura del sálvense quien pueda, descomprometida y poco emprendedora; y por ultimo esa cultura llevara a Chile al éxito momentáneo e insostenible."

He pensado mucho sobre esto, no me quiero ir de tesis, mas halla de lo que dije. Planteo las siguientes preguntas

¿En que consiste ser exitoso?
¿Quién es beneficiario de mi éxito, solo yo?
¿No es acaso mas exitoso quien comprende su éxito como un fenómeno colectivo?